Los efectivos del Consorcio Provincial de Bomberos de Valencia alertan del repunte de incendios en viviendas con la llegada del frío. Entre enero y marzo de 2017 hubo 164 incendios en viviendas, con un descenso en los meses de verano y un nuevo ascenso en octubre, una tendencia similar a la de 2016. La media de estas emergencias a lo largo del 2017 ha sido de 49 al mes.

Las principales causas son los aparatos eléctricos en mal estado, que generan cortocircuitos, así como instalaciones eléctricas deficientes en casas antiguas en las cuales carecen, por ejemplo, de interruptores diferenciales de corriente. “También nos encontramos con sistemas de calefacción como estufas y calderas en estancias sin ventilación. Si se dejan en marcha durante mucho tiempo y las puertas y ventanas están cerradas, se consume el oxígeno y se forma el mortal monóxido de carbono”, explica el presidente del Consorcio, Josep Bort.

Otra fuente de riesgo son las chimeneas abiertas, sin cristal protector. “En el momento en que haya una obstrucción en los conductos de evacuación de humos, se acumulan los gases en el interior de la vivienda y aumenta el riesgo de incendio”, alerta.

En estos incendios en viviendas, los bomberos se encuentran con chimeneas con un mal mantenimiento, braseros bajo de las mesas camilla, sistemas eléctricos con mucha carga y estufas antiguas. Y también algún caso de velas.

Por eso, en todos los casos, la prevención resulta clave. “Todos los aparatos de combustión líquida o con gas inflamable tienen que someterse a una revisión anual. La prevención puede salvarte la vida. Los detectores automáticos de humo también son muy útiles”, señala Bort.

Desde el Consorcio instan a vigilar las fuentes de ignición y asegurarse que estén apagones antes de acostarse. Los bomberos recomiendan no sobrecargar regletas y no dejar velas encendidas al irse a dormir.