Según el documento, la ubicación de los árboles y las plantas juega un papel esencial en la defensa de las viviendas. El requisito imprescindible es la separación entre las plantas y la edificación, por lo que hay que controlar las distancias entre la vegetación y las partes de la casa más expuestas, principalmente las puertas, las ventanas y las chimeneas.

La conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural ha emitido una nota de prensa sobre la reciente publicación de un manual denominado «Jardinería de baja inflamabilidad» dirigido a urbanizaciones de entorno forestal con riesgo de incendio.  El manual, que está disponible en la web de la conselleria en este enlace, se está repartiendo en las charlas de sensibilización que se llevan a cabo en las urbanizaciones próximas a masas boscosas.

Los jardines con una estratégica distribución de plantas y árboles y una elección de especies vegetales de escasa combustión dificultan la propagación del fuego al interior de las viviendas.

El manual recoge también numerosos consejos para hacer más resistente el jardín al fuego, como usar en las zonas más próximas a la vivienda la combinación de distintos materiales (gravas, arenas, rocas, baldosas) con plantas (macizos de flores) y senderos. Sugiere, asimismo, evitar formar barreras o setos (que suelen ser la principal vía de entrada del fuego a la urbanización o a la vivienda), y no colocar plantas trepadoras en paredes, fachadas, pilares y voladizos.

Además, es conveniente controlar el crecimiento de todas las plantas, pero especialmente podar las copas de los árboles para separarlas del suelo, de las edificaciones y de la vegetación exterior del jardín. También resulta indispensable eliminar el material seco generado por los trabajos de podas y siegas (ramas, hojas, etc) lo antes posible.

Fuente: Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural